domingo, 8 de marzo de 2015

¿INDEPENDIENTES EN LAS CANDIDATURAS DEL PSOE?

Pedro "Sánchez propone listas abiertas y la entrada de independientes", dice el titular de El País.

Asistimos a la publicación de listas electorales y a la proliferación de independientes en las pertenecientes al PSOE. En Madrid, el candidato, Ángel Gabilondo, se manifiesta "independiente pero no indiferente", y ha sido propuesto pasando incluso por encima de las decisiones ya tomadas en el PSM; pero también en Murcia, que el candidato González Tovar anuncia el fichaje de una prestigiosa abogada para su lista, o en Alcantarilla, mi pueblo, que por lo que se oye van a ser varios los independientes que compondrán la candidatura, y también en otras poblaciones.


No soy contrario por principio a esta práctica. El objetivo que persigue es loable: implicar a ciudadanos de prestigio y de atractivo electoral en la lista para concitar no sólo el voto militante, sino también el simpatizante. Este fin, con el fichaje de Gabilondo, está conseguido, pues ha sido ministro de Educación con un gobierno socialista y es persona afamada por su honestidad y elevada formación. En los otros casos mencionados no me atrevo a juzgar pues los desconozco.

Sin embargo, no hay que desestimar el factor desmovilizador que tiene la selección de independientes entre la militancia del partido, pues después de años de trabajo y entrega, ven cómo no se cuenta con ellos para llevar a cabo la representación institucional y puede crecer un cierto resentimiento y abandono del trabajo, justo cuando más se les necesita.

El otro efecto, que indefectiblemente sobrevuela la conciencia de los votantes, es el descrédito del partido, pues la pregunta, cuando uno ve que la candidatura va plagada de independientes es: ¿no tienen personas formadas y con tirón entre sus filas? Y la consecuencia es que no se puede confiar en una organización política que no tiene "banquillo" suficiente para formar una lista atractiva y solvente.

Esta práctica habla de varias cosas que se están haciendo mal:

En primer lugar, falla la formación de los militantes y el trabajo continuado en el seno del partido. Los dirigentes suelen ocuparse más de sostenerse en el poder que de generar un grupo de personas comprometidas, instruidas y críticas.

En segundo lugar, y como consecuencia de lo anterior, la mediocridad se convierte en ley y las personas que tienen mayor valía se van apartando hartas de perder el tiempo en esquivar zancadillas y líos de partido.

En tercer lugar, la forma de componer la candidatura, vinculada más a una persona que a la acción de partido, deja a la militancia viéndolas venir como en un torneo de tenis, mirando como pasa la pelota de un lado a otro. Esta falta de respeto por los afilados provoca que el partido vaya desunido a las elecciones, pues gran parte de ellos no se sienten convocados a colaborar, a veces hasta de forma explícita no se cuenta con muchos de ellos.

En cuarto lugar, creerse que alguien puede ganar unas elecciones por poner una o varias caras en un cartel sin llevar un partido detrás, delante y al lado, es un error que muy pocos son capaces de reconocer, y si lo hacen es tras la derrota.

En quinto lugar, el exceso de independientes en una candidatura significa el desprecio por los compañeros, la mediocridad del cabeza de lista y el uso de unas siglas, en este caso cargadas de historia, como si fuera la escalera que se usa para subir y, una vez arriba, se arroja. 

Y en sexto lugar, es imprescindible, aparte de poner caras, hacer propuestas políticas y no meramente gestos más o menos afortunados.

Un partido es mucho más que una escalera humana sobre la que encaramarse para presentarse a unas elecciones. 
Un partido es una organización de hombres y mujeres que trabajan colectiva y solidariamente por conseguir un mundo mejor, y si además es un partido de izquierda, lo hace desde la opción por los más desfavorecidos, desde la creencia de que otro mundo es posible, más justo, más libre, más humano. 
Un partido debe estar compuesto por personas comprometidas con su pueblo o su región desde diferentes iniciativas sociales. 
Un partido es una estructura que debe facilitar la formación política, técnica y personal de quienes militan en él.
Un partido debe ser una comunidad de compañeros y no de competidores.
Y un partido debe ser lo contrario de la oligarquía, de las malas prácticas y debe vivir y practicar la democracia.

Posiblemente esto sea como predicar en el desierto, pero mientras se juegue a la propaganda electoral, a la pura imagen, el proyecto, por muy bonito que sea, carecerá de credibilidad, y sin ella no habrá votos... y otros cuatro años perdidos.

jueves, 19 de febrero de 2015

¿CON PODEMOS O AL ABISMO?

La prisa de los partidos de izquierda por pactar con Podemos y buscar confluencias, coaliciones o subsunciones con absorción incluida, es fruto de la desesperación y de la irreflexión, y creo que es necesario poner un poco de serenidad y de análisis.

Hoy incluso he podido leer en Libertad Digital que  "La secretaria general del PSOE en Baleares,Francina Armengol, va a permitir a los candidatos a las elecciones municipales del 24 de mayo que renuncien a sus siglas del PSOE de cara a formalizar pactos pre electorales con formaciones emergentes como Podemos".

En realidad están dando a Podemos una fuerza que le viene fundamentalmente de las encuestas, pero no de votos reales. Cierto es que en las elecciones europeas obtuvieron un resultado que a todos sorprendió, incluso a sus mismos candidatos, pero extrapolar esos resultados e incluso dar carácter de realidad consumada a los sondeos es una apuesta sin fundamento que responde más a la impotencia que sienten PSOE o IU, que se ven incapaces de entusiasmar a su electorado, que a un análisis sosegado de la situación. 

La amenaza o la esperanza de Podemos tiene su fundamento en el hartazgo de muchos votantes de izquierda que pasan factura de su voto, con razón, por la falta de alternativas reales y creíbles a la política neoliberal de la Troika y del PP y, sobre todo, por el inmovilismo de los dirigentes, especialmente los del PSOE, que se mantienen en la cabeza del partido incluso a pesar de sonadas complicidades con la corrupción o de reiterados fracasos electorales.

Si somos capaces de ir a la esencia del problema, ¿qué pide el descontento de los hasta ahora votantes de los partidos tradicionales de izquierda?: renovación de cuadros dirigentes, operación de limpieza contra la corrupción y alternativas políticas al liberalismo extenuante del poder centralizado de la UE creíbles y factibles.

La tradición, el esfuerzo, el sacrificio y la entrega de militantes del PCE o de PSOE en favor de la clase obrera no puede ser disuelta en un simple golpe de ansias de popularidad, pues la política no sólo se hace de cifras, también está hecha de sentimientos, de pertenencias, de historias personales y colectivas. Pues bien, el colapso de un partido como el PSOE, que pierde votos incluso estando en la oposición, o la absorción de gran parte de la militancia de IU por la fuerza gravitatoria de Podemos, tienen solución, y la vienen reclamando los militantes de base de estas formaciones, pero se ven impotentes ante las maniobras de los miembros de la cúpula omnipresente. Estos están tan aposentados en la dirección que prefieren el pacto con el adversario, que afrontar la reforma de sus estructuras y la renovación de sus cuadros.

Si a ello añadimos los "cazafortunas" de pequeños partidos creados ad hoc por exmilitantes con objeto de colarse en las candidaturas como representantes de un presunto sector que viene a ser poco más que humo, ya tenemos hecho el grotesco mapa de confluencias y egoísmos que vienen a ser las dos caras de la misma moneda.

Creo que cada partido debe ser fiel a sus principios, debe afrontar las reformas necesarias, debe desalojar a cuantos se aposentaron hace años en la cúpula dirigente, debe acabar con la corrupción que pueda existir en su seno sin encubrir a nadie y debe trabajar por una alternativa plausible.

Entregarse en manos de Podemos es como aquel que dijo "agárrate a la brocha, que me llevo la escalera".

martes, 17 de septiembre de 2013

LA HUELLA DE 20 AÑOS DE GOBIERNO EN ALCANTARILLA

En política, pocas cosas son más perniciosas para los ciudadanos y las instituciones que los gobiernan, que los mandatos excesivamente prolongados de una misma persona e incluso de un mismo equipo. Es el caso de quienes rigen los destinos de mi pueblo, Alcantarilla. Va para 19 años que está en el poder, no sólo el mismo partido, al que al fin y al cabo votan los ciudadanos, sino la misma persona que, como se sabe, es impuesta por el partido.

Después de tantos años de gobierno idéntico a sí mismo, ¿qué balance cabe hacer? Veamos resultados: Poco tiempo después de entrar en el Ayuntamiento, cerraron la Universidad Popular que daba cabida a las inquietudes de muchas personas; la escuela de música ha terminado siendo de pago; los pasos a nivel del ferrocarril siguen donde estaban, pero hemos perdido la parada del tren que va a Madrid; las zonas verdes escasean y el pueblo se ahoga entre los malos humos y el calor del estío; nuestro paisaje urbano se ha tornado sombrío y lúgubre en la misma medida en que se trazaban nuevas calles y se hacían más edificios, obras de arquitectos que podrían presentarse al concurso de los peores del siglo; la vida cultural se ha reducido a la mínima expresión en manos de un concejal que no sabe hacer nada si no le das un talonario de cheques; pagamos, junto con Molina, los autobuses más caros de la región; pagamos el agua a precio de petróleo y el IBI de cualquier casa puede costar tanto como el del Palacio de Versalles; la suciedad de las calles ya ha dejado de llamar la atención, se ha convertido en cotidiana; nuestros jóvenes huyen los fines de semana por falta de sitios donde ir; la huerta, destrozada y el nuevo Plan de Ordenación Urbana providencialmente parado en la Comunidad Autónoma y aplazado por la crisis, porque de haber entrado en vigor, sería peor que un terremoto; los servicios sociales, de pena; con los enchufados del Ayuntamiento ni me meto, porque ya viene siendo tradición que cada partido coloque a “los suyos”, como si el pueblo al que representan les fuera ajeno; hay pabellones deportivos, pero hay que pagar; hacen un parking y les sale la plaza de garaje el doble de cara que el precio de mercado, y luego lo cierran y luego lo abren; podría seguir pero voy a terminar con un símbolo:

Si hay un sitio del pueblo que resume lo que es la acción de gobierno, es el parque de Cayitas: el ladrillo por encima de los árboles, los espacios ocupados por construcciones inútiles, rincones peligrosos para los niños, hierros que parecen un monumento a la chatarra, cristales llenos de pintadas y mucha suciedad. Recuerdo que mi abuela contaba que al que hizo la cadena que rodea la Capilla de los Vélez de la Catedral, le sacaron los ojos para que no hiciese ninguna otra obra que se le pudiese comparar en belleza. La civilización ha hecho que se pierdan esas costumbres, porque de seguir vigentes, el que tuvo la idea del mencionado parque, andaría cuando menos tuerto, no vaya a ser que haga semejante disparate en cualquier otro sitio, que no es bueno desear el mal ajeno para aliviar el propio.

¿Y qué va a ser de Alcantarilla ahora que la deuda es del 400% del PIB (técnicamente impagable), justo cuando haría más falta que el Ayuntamiento estimulara el crecimiento económico?

Nadie en su sano juicio discute la legitimidad de las sucesivas victorias del partido gobernante, pero creo que estaremos de acuerdo en afirmar que una persona no debe estar más de 8 años en un cargo, porque aunque empezó con ansias de servir al pueblo, acaba por servirse de él. Hay que cambiar a las personas, aunque el partido elegido por los ciudadanos sea el mismo, pues el porqué de que, haciéndolo tan mal, no haya ganado la oposición requiere también unas palabricas que dejo para otra ocasión, por no ser pesado. 

Nuestro alcalde dice que ya no se presenta más. Bueno, vale. Pero ya es tarde, le van a sobrar 12 años. Para cuando termine su mandato, el Señor le dé salud, habrá cumplido 20 años de alcalde y el menda que dijo aquello de que “veinte años no es nada”, seguro que no era de Alcantarilla.

Es malo no llegar, pero peor es que la gente esté deseando que te vayas. Pues eso, ya lo sabes.


martes, 30 de julio de 2013

LA IMPORTANCIA DEL ACENTO: (Sobre las palabras del Papa Francisco)

Ciertamente resulta surrealista que la gente se sorprenda de que un papa diga que no es nadie para juzgar a otro por ser gay, porque eso es el abc del Evangelio: "no juzquéis y no seréis juzgados". Si realmente llama la atención es porque algo (o mucho) se estaba haciendo mal en la Iglesia. El mensaje era bueno, pero los mensajeros dejaban mucho que desear.
Todas las palabras tienen acentuación. Ésta consiste en la musicalidad del lenguaje, en la duración y el tono de una sílaba. Por ejemplo, no es lo mismo "ingles" que "inglés". Con el contenido de los discursos sucede lo mismo.
Cuando el papa Francisco dice que él no es nadie para juzgar a una persona por ser gay, no está diciendo nada que no estuviera dicho en los documentos de la Iglesia o que sea novedoso con respecto a los evangelios, donde Jesús deja claro su poco interés por las cuestiones sexuales, de las que no habla ni una sola vez, y sí su máxima atención a los excluidos de su tiempo; cuando Francisco habla de la justicia, de ser pobres con los pobres, de la necesidad de un cambio de estructuras económicas, de la urgencia de una reforma a fondo de las estructuras eclesiales, ..., no está diciendo nada que no esté recogido en los documentos de la Iglesia, tanto en los del Concilio Vaticano II como en las encíclicas de los papas anteriores. 
En realidad, tal como decía al principio, Francisco ha fijado el acento en otras partes del discurso, y le ha puesto otra música al mensaje que transmite, y cuando antes resonaban cánticos solemnes y hueros, que olían a flores secas y a incienso rancio, ahora retumba el canto alegre, la percusión que invita al baile; donde antes resonaban el recitado de prohibiciones con una música en off de requiem, ahora cabe la expresión espontánea, la esperanza y el canto en el que importa la alegría más que la afinación. Ni más ni menos que lo que decía San Pablo: "donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia". 
Que poca gracia tienen algunos jerarcas. Antes los mandaban a Roma para que aprendieran a ser serios y para que supieran las leyes con las que corregir, ahora los vamos a tener que mandar a Roma para que aprendan a contar chistes (que les enseñe mi buen amigo Ramón Jara Gil, experto en evangelizar a base de buen humor) y para dar siempre buenas noticias.
Que nadie piense que Francisco es un hereje, que más de uno de estos serios lo estará pensando, sólo que ha rescatado la letra del Evangelio y la música del Concilio Vaticano II y ha empezado a dar y a promover conciertos que suenan a nuevos. 
Al fin y al cabo, "evangelio" significa en griego "buena noticia".

Nota: no se me olvidan los cristianos que han (hemos) sido apartados durante estos largos 25 años por decir lo que dice ahora Francisco y que permanecemos fieles a la Iglesia y los que, hartos de tanto oropel y hieratismo, han dejado de pertenecer a ella, y espero que los movimientos que antes eran defensores de la ortodoxia mal acentuada, no se conviertan en cismáticos.

viernes, 26 de abril de 2013

LA VUELTA AL CAPITALISMO DECIMONÓNICO

Del capitalismo originario al estado del bienestar hay todo un proceso histórico cargado de luchas obreras en favor de la dignidad humana que, tras la Segunda Guerra Mundial se concreta en pensiones de jubilación, sanidad universal, educación obligatoria, subsidios por desempleo, jornada de ocho horas, vacaciones pagadas, etc.

Pero no nos engañemos, nada de esto es gratis. Si en la ruleta la banca siempre gana, en el capitalismo no va a ser diferente. El capital necesita mantener, incluso superar, el nivel de beneficios. Si cedió en derechos, no lo hizo en negocio: nos inoculó el germen de la sociedad de consumo y consiguió que pusiéramos nuestra felicidad en tener cosas. Nos subió el sueldo para que gastáramos más y así poder vender más. El resultado, "El hombre unidimensional" que describe Marcuse, una espiral de crecimiento y una inflación constante.

La clase obrera, deja de ser clase y quiere renunciar a ser obrera. En el mundo rico se sube al carro del capital, mientras la explotación unida a la opresión y a la dominación, se trasladan al tercer mundo en forma de maquilas y zonas francas.

Las organizaciones políticas obreras juegan a ser élite social conformando una nueva oligarquía compuesta por políticos profesionales "bien conectados" con los poderes económicos y unos sindicatos que han convertido la "lucha obrera" en puro marketing electoral que les favorezca en el reparto de la bendita subvención.

El capital siempre gana, ya lo he dicho: la espiral de crecimiento ha llegado tan alto que ha caído como una Torre de Babel, que como ella fue contruida "con alquitrán en vez de mortero y con ladrillo en vez de piedra".

A base de alimentar la explotación en el tercer mundo, el capital le ha cogido el gusto a hacer lo mismo en el primer mundo y le llaman "ser competitivos" a cobrar poco, a convertirte en autónomo y a ser fácilmente prescindible.

Si la clase obrera ya no puede consumir y el capital quiere mantener el margen de beneficios, se acabó la "sociedad del bienestar": hay que volver a los orígenes del capitalismo. El proletario, con sus manos vacías, ruega empleo sin condiciones con tal de sobrevivir y ya le da igual que le digan que se jubilará a los 70, porque sólo importa comer hoy.

Sin embargo, por el devenir dialéctico, si es hora de la vuelta al capitalismo del XIX, ese siglo también lo fue  de las revoluciones.

Habrá que empezar de cero otra vez: "trabajadores de todo el mundo, uníos". 
Sic transit gloriae mundi.

domingo, 3 de marzo de 2013

NO ES MOMENTO DE BANDERAS.


Ayer salgo de casa y me encuentro calles cortadas, una ambulancia en la puerta del Ayuntamiento y empiezo a ver guardiaciviles y policías nacionales de gala, paracaidistas en traje de camuflaje y unos señores vestidos de legionarios. Los vecinos nos mirábamos perplejos. No sabíamos si era algo relacionado con el Cristo del Rescate o alguna solemnidad desconocida para nosotros. Por la tarde me dijeron que había sido un acto de homenaje a las víctimas del terrorismo.

Hoy veo fotos en la red, aunque en la prensa no veo nada. Dicen que vino Valcárcel y el Delegado del Gobierno. No tengo ni idea. Las fotos que digo eran de un desfile militar con ofrenda a los caídos en el monumento que aún sobrevive en el Jardín de la Constitución, antes Jardín de los Mártires.

¿A cuento de qué harían ayer un homenaje a las víctimas del terrorismo? Pero esto no me molesta, me parece bien, que bastante han sufrido.

Lo que me molesta es que se use a las víctimas en un acto de exaltación militar. Francamente, salvo que una buena  parte de las víctimas fueron militares y guardias civiles, no le veo la relación. También son muchos los políticos, altos funcionarios, obreros, niños,  y un largo etcétera que han caído de diferentes signos políticos y de extracciones sociales y no se hace un acto de homenaje por cada gremio.

Tampoco entiendo por qué la iglesia se presta a estos actos de dudosa motivación religiosa, en los que Jesús Sacramentado queda en un segundo plano ante tanta parafernalia.

Por supuesto, que tampoco entiendo qué hacen nuestros representantes políticos (desconozco si de todos los partidos, espero que no, o sólo los del PP) mezclando lo que es el buen gobierno democrático con actos que recuerdan la estética del NO-DO. La bandera de una nación representa a todos los ciudadanos y no sólo a las fuerzas armadas, y mucho menos a los paramilitares de no sé qué asociaciones.

En estos momentos de crisis política, económica y de desesperanza, lo que se necesita es más democracia, más libertad, más igualdad, más no-violencia, y no creo que sea conveniente organizar actos de exhibición de uniformes y estéticas ya afortunadamente pasadas.

Soy insumiso al servicio militar y me jugué ir a la cárcel por no querer participar en la dinámica del militarismo. Gracias a todos los que entonces nos la jugamos hoy nuestros jóvenes no tienen que hacer la mili. Sigue habiendo ejércitos, pero al menos sabemos que son empleados de los ciudadanos, como lo somos los maestros, y están a nuestras órdenes.

Sinceramente, prefiero manifestarme pacíficamente para reclamar una educación de calidad que aplaudir “la bota que pisa con estrépito” (que decía el profeta Isaías), prefiero cantar y escuchar percusión callejera para pedir que no desmantelen nuestra sanidad o que nuestros jóvenes no se tengan que ir de España, esa España de la que se les llena la boca a muchos pero que para ellos no son las personas (como decía Rousseau) sino las banderas.

Queridos representantes políticos: os podíais haber ahorrado la exhibición de ayer. Sólo espero que la comida y las copas no hayamos tenido que pagarlas entre todos.
Recibid un fuerte abrazo de paz.

jueves, 28 de febrero de 2013

VIVIR DE OTRA MANERA

Cuesta levantarse por la mañana. Todo son malas noticias. Da miedo abrir los ojos, dan ganas de tapar los oídos. Pero no podemos dejar de escuchar ni podemos cerrar los ojos a menos que queramos  que nuestra conciencia se pudra.
Cuesta mirar cara a cara la corrupción y el dinero que se intercambia como estampitas sin valor entre las mismas manos. Cantidades que dejarían sin cambio al mismísimo corteinglés.
Cuesta mirar los datos de las cuentas en Suiza, cuesta escuchar los llantos de depedida de los hijos que huyen buscando alguien que los explote para poder sobrevivir. Explotados o en paro. A aprender a maldecir al cielo en otro idioma, pero el cielo no tiene la culpa. Los que tienen la culpa se esconden tras el velo de las nubes y quedan impunes: siempre hay un dios que lo pague. 
¿Pero es que hay que ser un canalla para sobrevivir, es que hay que dominar sobre el resto para realizarse en la vida, es que hay que robar a manos llenas si no quieres hacer el tonto?

Creo que se puede vivir de otra manera:

Creo firmemente que se puede ser feliz siendo generoso, aunque se rían de ti los que sólo viven para sí mismos y te llamen tonto, porque hay más alegría en el compartir que en el acumular.
Creo que se puede conseguir un mundo más justo, más humano, en el que lo primero sean las personas.
Creo que se puede estar en política para conseguir ese mundo más justo y no para que el mundo de la injusticia y de la ambición te cambie a ti.

Creo que se puede ser honesto en el trabajo y que, aparte de la merecida remuneración, está la satisfacción de la recompensa de lo bien hecho, sin necesidad de que nadie te persiga para que cumplas, y que así te sentirás más orgulloso que los que se jactan de escurrir el bulto.
Creo que se puede decir la verdad por encima de las mentiras admitidas por todos, y que en la sinceridad, la luz resplandece en nuestras miradas limpias.
Creo que es más hermoso ser dulce con los débiles y altivo con los fuertes.
Creo que es posible vivir con la cabeza alta y la mirada de frente y que hay mayor dignidad en la austeridad honrada que en la abundancia recibida con deshonor, que no es necesario agachar la cabeza a cambio de disfrutar favores.
Creo que se pueden hacer cosas gratis sin necesidad de esperar nada a cambio, sólo por el placer de hacer el bien.
Creo que se puede estar pendiente de los que nos necesitan y que es la mejor manera de tener un "yo" pleno.
Creo que es posible perdonar y ser perdonado y que siempre podemos volver a empezar y que así tenemos el futuro más despejado que si abonamos la venganza.
Creo que se puede crear belleza, que se puede cantar por gusto, por hacer la vida más agradable sin necesidad de convertirlo todo en negocio.
Creo que es posible amar gratuitamente, amar incondicionalmente, amar eternamente, porque si hay algo eterno en nosotros, si algo no muere de lo que hacemos, es el amor.
Creo, en definitiva, que se puede vivir en la Tierra como ciudadanos del Cielo y conseguir que no haya nadie para quien el mundo sea un infierno.

Creo que se puede, y creo que se debe vivir de otra manera.