miércoles, 23 de marzo de 2011

SAN ROMERO DE AMÉRICA

Así es como Pedro Casaldáliga, quien con toda seguridad, cuando muera merecerá ser llevado a los altares, habla de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, Arzobispo de San Salvador, muerto a balazos cuando celebraba la misa. No fue el único que padeció el martirio: catequistas, sacerdotes, religiosas fueron perseguidos, torturados, encarcelados y asesinados por los paramilitares amparados en un gobierno dictatorial y corrupto y financiado y apoyado por “la Bestia” (apelativo que en el Apocalipsis se aplica a Nerón y en los años 80 se podía aplicar a Ronald Reagan).

Todos los mencionados sufrieron por defender a los pobres, que eran los que masiva y anónimamente morían, desaparecían o eran torturados. Era la iglesia de los pobres, la comunidad cuya fe le llevaba a anunciar la liberación, la que convirtió a los pobres en el sujeto revolucionario y que nos alumbró a occidente donde la iglesia se dormía entre tradiciones, ortodoxias, chivateos y condenas. Son los años posteriores cuando se quita de sus cátedras a los teólogos jesuitas en España, cuando el actual papa condena a Leonardo Boff a “un año de silencio obsequioso”.

El martirio de Oscar Romero no fue el más importante, pero sí el más difundido y su muerte generó esperanzas por lo alto que sonó su mensaje: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres, y si vuestros superiores os ordenan matar, Dios os dice “no matarás””; “si me matan resucitaré en el pueblo salvadoreño”. Y resucitó en “cada brazo que se alza para defender al pueblo del dominio explotador” como cantaba Carlos Majía Godoy.

Que el presidente de los EEUU rinda homenaje a Monseñor Romero es un signo de esperanza, es una demostración de que la historia avanza inexorable hacia la liberación del género humano aunque esto sucede abonado por la sangre de los mártires; es una señal de que es posible otro mundo; es la ilusión de que es posible soñar y que nuestros sueños se pueden hacer realidad.

Por todo ello doy gracias a Dios por Monseñor Romero y todos los que quedaron incluidos en su martirio porque con su muerte alumbraron un nuevo mundo y con ellos participamos en el banquete de la comunión de los santos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario