jueves, 14 de abril de 2011

LA PROCESIÓN VA POR DENTRO

Se acercan días de pasión y recogimiento, de mucha oración, penitencia y discreción en el sacrificio que pueda llevar a la conversión. Quizá por eso los nazarenos se esconden bajo sus capirotes y ofrecen a los viandantes y espectadores diversos, que con actitudes varias contemplan la procesión, su donativo esquematizado en caramelos de lo que en tiempos debió ser pago por las culpas atendiendo a los necesitados. Bueno, siempre está el típico que te da un chupa chup y te pregunta: “¿a que no sabes quién soy?” Y más vale que le digas que sí, porque si no te hace un striptease facial y te dice sonriente: “Soy yo”, quizá para repetir las palabras de Cristo cuando preguntando “a quién buscáis” y respondiendo los guardias “a Jesús el Nazareno”, Él respondió en tres divinas ocasiones “yo soy”; o quizá sea para, a falta de carnet que mostrar, enseñar su faz para que el destinatario del donativo vea claro quién le da los caramelos y quede agradecido y, sobre todo, que cuando éste salga mañana en otra procesión, no le devuelva los mismos caramelos que recibió del nazareno de rostro desnudo.

Tiempos de anonimato, de mirada gacha. Malos tiempos para campañas electorales en las que hay que mostrar el rostro y enseñarlo hasta la saciedad. Quizá por eso en campañas electorales los candidatos se muestren con más ahínco en las presidencias de las procesiones, que en estas fechas se ven abarrotadas.

Creo que es de agradecer tal demostración de fe y devoción por parte de nuestros representantes públicos, pero quizá sería más auténtico su sacrificio y sus oraciones alcanzarían mejor fortuna, si fueran con un capirote y con un farol alumbrando al santo que más crean que les va a favorecer en las urnas.

Mucho me temo que no me harán ni caso, como por otro lado es lógico, porque lo que he sugerido es una tontería, pero ¿y si cuela?

1 comentario:

  1. Desde luego que si¡¡¡ triste pero cierto¡¡

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