domingo, 8 de julio de 2012

SER DE IZQUIERDAS, SER DE DERECHAS

Dice mi amigo Bernardo, y con cierta parte de razón, que la izquierda y la derecha son las alas que el capitalismo utiliza para alzar el vuelo. Digo que tiene razón porque en el primer mundo la clase obrera se subió al tren del industrialismo y del bienestar capitalista y ahora, en Europa, la echan a patadas.

Sin embargo, me resisto a pensar que no hay diferencia entre izquierda y derecha. Ya sé que por la vía de los hechos, el comportamiento de muchos políticos de izquierda se parece mucho al de los de derechas; al revés se da muy poco. Yo también soy de los que creen en la humanidad, en que lo importante es la persona, pero para nuestra desgracia, esta ficción, este juego es necesario para no caer en la dictadura de los fascismos, esos regímenes ultraderechistas pero con idearios de izquierdas, o el gobierno de los tecnócratas que dicen no tener ideología pero siempre acaban jodiendo a los obreros, a los autónomos y a los pobres.

Por todo esto y fundamentalmente para no perderme yo, quiero exponer lo que a mi juicio marca las diferencias entre la izquierda y la derecha:

Ser de derechas es reconocer que el ser humano es egoísta y la suma-resta de egoísmos llevará al equilibrio.
Ser de izquierdas es no renunciar a que los seres humanos podemos hacer cosas buenas por los demás desinteresadamente.

Ser de izquierdas es buscar la justicia universal, es luchar por los derechos de todos, es no creer en las fronteras;
Ser de derechas es supeditar los derechos a las posibilidades económicas y las fronteras a la acuñación de moneda.

Ser de izquierdas es tener siempre en el horizonte la utopía, mirarla con un ojo a ella, con el otro a la realidad efectiva y con las manos modelar la sociedad para que no haya quienes sufran la miseria.
Ser de derechas es bendecir el actual sistema como "el mejor de los mundos posibles" (Recomiendo la lectura de Voltaire).

Ser de izquierdas es anteponer el ser humano por encima de cualquier otra consideración.
Ser de derechas es anteponer el dinero por encima de cualquier persona, animal o cosa pensando que así se beneficiará finalmente a las personas.

Ser de izquierdas es estar siempre del lado y al lado de los pobres, de los explotados, de los oprimidos y de los dominados.
Ser de derechas es creer en el clasismo como mecanismo de progreso.

Ser de izquierdas es creer en la democracia como gobierno del pueblo.
Ser de derechas es creer en la democracia como sistema que sirve para que prospere el capital.

Ser de derechas es dar de comer copiosamente a los ricos para que caigan muchas migajas de sus mesas. (Eso decía Jesús en su parábola de "El rico y Lázaro", que está en el evangelio según San Lucas)
Ser de izquierdas es buscar un mundo de la riqueza compartida.

Ser de izquierdas es intentar cambiar la estructura económica que rige nuestro mundo.
Ser de derechas es, ante situaciones de crisis, profundizar en la estructura del capitalismo.

Ser de izquierdas es lo contrario de ser un trepa, de un vividor de la política, de un cultivador del enchufe.
Ser de derechas, debería coincidir en esto con el ser de izquierdas, pero no lo hacen. Tampoco lo hacen muchos y muchas de izquierdas.

A veces la derecha es más eficaz para solucionar problemas, pero deja por el camino mucho sufrimiento.
A veces la izquierda, a base de utopía futura se olvida del hambre presente.

Ser de izquierdas es estar en contra de cualquier dictadura y en eso deben coincidir con los de derechas.

Por ello no puedo asumir el régimen soviético, ni el cubano, ni el chino, ni el batasuno, como no puedo tolerar el nazismo, el fascismo ni el nacional catolicismo.

Yo me hice de izquierdas porque soy cristiano, aunque entiendo que haya otros cristianos que sean de derechas.

En definitiva, para mí, ser de izquierdas es ser humano, solidario, coherente, servicial, subversivo y utópico.

Ya sé que es difícil de conseguir personalmente, pero más difícil es encontrar a un partido que sea de izquierdas, un partido democrático, igualitario, transparente, insobornable, sin trepas, sin personas que se enriquecen con la política.

Por todo ello, el pueblo soberano tiene toda la razón cuando exige más a la izquierda que a la derecha, porque es más bonito el proyecto, porque ilusiona a mucha gente desesperada. Y cuando falla, la desilusión que genera es proporcional a las esperanzas que despertó.

En las circunstancias actuales hace falta más izquierda, sobre todo al interior de los partidos denominados de izquierda.